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En esta canalización los guías nos hacen reflexionar sobre la rendición. En especial en los momentos difíciles de la vida, ante desafíos que no podemos comprender, ante situaciones opuestas a nuestros anhelos del alma..

La vida a veces nos ofrece manzanas… pero nosotros queríamos albaricoques…  Nos quedamos mirando lo que “no fue”, en lugar de agradecer lo que sí es. Y mientras esperamos otra cosa, dejamos que se pudran las manzanas que tenemos delante: las oportunidades, los aprendizajes, los regalos del presente.

La rendición no es renuncia, sino aceptación amorosa del instante.
Aceptar lo que hay —aunque no sea lo que imaginabas— abre el camino a lo siguiente.

Todo lo que llega a ti tiene sentido en la evolución de tu alma.
Cuando agradeces y abrazas el presente, todo se transforma en expansión, en sabiduría, en amor.

1. Reconocer las partes de uno mismo que no se ven

El mensaje empieza invitando a mirar dentro y reconocer las facetas ignoradas o negadas.
Muchas veces nos enfocamos en lo que “no somos” o lo que “no va bien”, y eso nos impide ver nuestra totalidad.
La clave está en ampliar la conciencia al momento presente, sentir el cuerpo, los sentidos, el aire, la vida.

2. La conexión con la vida y con Dios a través de la respiración

Cada respiración es una forma de comunión con la energía divina (prana, maná, sustancia de Dios).
Esta energía lo impregna todo y nos recuerda que no estamos separados de la fuente.
Al respirar conscientemente, nos reconectamos con la vida y con nuestra esencia divina.

3. Todo lo que existe es Dios manifestándose

La materia, los cuerpos, las vivencias: todo está formado por la misma energía divina.
Dios se expresa en múltiples facetas a través de cada uno de nosotros, igual que una persona adopta distintos roles (madre, hija, amiga, profesional).
No hay separación entre lo humano y lo divino; somos formas del mismo Ser.

4. El reencuentro con Dios y la ilusión de separación

La sensación de desconexión o “oscuridad” es una ficción creada por la mente.
Los guías nos ayudan a recordar nuestra unidad con la conciencia divina.
La vida en la Tierra es un juego o aprendizaje en el que se nos invita a volver a Dios desde la experiencia humana, no negando lo material, sino viviéndolo con amor.

5. Aceptar y resignificar la propia vida

Los desafíos (dolor, pérdidas, limitaciones) son escenarios de aprendizaje para expandir el amor.
La rendición no es resignación, sino aceptación amorosa del instante presente.
Desde esa aceptación, todo lo que ocurre se convierte en una oportunidad para crecer y amar más.

6. La metáfora de las manzanas y el árbol

La vida nos ofrece experiencias (las manzanas) que a veces rechazamos porque queremos otras (los albaricoques).
Cuando negamos lo que tenemos, dejamos que la vida “se pudra” delante de nosotros.
La enseñanza: agradecer, integrar y aprovechar lo que hay ahora abre el camino a lo siguiente.

7. La rendición y la confianza como camino

Todo lo que llega a nosotros tiene sentido en la evolución del alma.
No hay experiencias “inútiles”; todas nos entrenan para cumplir los anhelos del alma.
Rendirse al presente es entregarse al amor divino, avanzar sin resistencia y permitir que la vida fluya.

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Mensaje final condensado

No estás separado de Dios.
Todo lo que eres —tu cuerpo, tus emociones, tus vivencias— forma parte de esa energía infinita.
Cada instante contiene las respuestas que buscas….
Aceptar tu presente es recordar quién eres: una expresión del amor divino en movimiento….